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Afire Love. Capítulo 8

jueves, 1 de junio de 2017

*De nuevo desaparecí por un tiempo, mis disculpas, había perdido la continuación y cuando la encontré no tuve tiempo para revisarla, como sea, aquí un nuevo capítulo, espero les guste. ^^

Capítulo 8: “Can't Help Falling In Love With You”

Cuando despierta al día siguiente, Changmin cree que tiene que ir a trabajar, por lo que algo asustado se sienta en su cama. Cuando al fin se orienta, ve la hora en su reloj que está sobre la mesa de noche y se da cuenta que durmió sólo unas cuantas horas. Y cuando recuerda la razón, se vuelve a acostar, pero esta vez, cubre su cabeza con la almohada, muy avergonzado.

No puede creer lo que hizo. Lo besó y lo besó y luego lo volvió a besar y también besó su cuello y… Changmin rojo como un tomate comienza a reírse. Lo peor es la forma en que se fue. No está arrepentido de lo primero, pero sí de lo segundo. ¿De dónde sacó la fuerza de voluntad?, no lo sabía, pero ayer en cuanto puso un pie fuera de la casa de Jaejoong se arrepintió.

Llegó a la suya como un zombie y se lanzó a su cama para intentar dormir. Cosa que no pudo hacer hasta que logró calmarse con varias duchas frías después.

Que era esa estupidez de pensarlo, cuando él ya tenía todo claro. Quería estar con el otro hombre, no solamente por el deseo que el otro despertaba en todo su ser, era algo más profundo que lo físico y eso lo supo desde siempre. Por lo mismo, no podía engañarse por más tiempo. Deseaba más que nada en el mundo estar al lado de Jaejoong, como pareja, como hombre, como amantes y nada lo iba a detener para que su sueño se cumpliera. Nada.

Más feliz que en mucho tiempo, Changmin se dirige a la ducha para prepararse para la cita. Quería pasar todo el día junto a Jaejoong.

Cuando está listo en más tiempo del que hubiera querido, ya que no se decidía que ropa utilizar, marca el número de Jaejoong.

-Hola. –Saluda con muchos nervios, tuvo que respirar profundo muchas veces antes de marcar.

-Hola. –Le responde Jaejoong con alegría evidente en su voz.

-Voy para allá… -Le dice Changmin queriendo golpearse. –Quiero decir… ¿puedo ir a tu casa?

-Claro, ven cuando quieras. –Le dice Jaejoong riendo, al notar el nerviosismo del otro. Él también lo estaba, pero su felicidad superaba cualquier otra emoción.

-Te quiero invitar a almorzar a un lugar que estoy seguro te gustara mucho.

-Ok, te espero.

-Llego en 30 minutos.

-Nos vemos.

-Nos vemos.

Cuando corta, Changmin no puede borrar su sonrisa, con sólo escuchar su voz se sintió más vivo que nunca.

Sin demorar más, toma sus llaves, su billetera y sale de su departamento. No se demora en llegar a la casa de Jaejoong y con más nervios que antes toca el timbre.

Jaejoong tiene una sonrisa al abrir y lo hace pasar sin demora. Changmin no sabe cómo saludarlo, pero Jaejoong se le adelanta y deposita un suave beso en sus labios.

Changmin se queda con los ojos cerrados después de esto, quería más, pero los abre cuando escucha la dulce risa de Jaejoong.

-Entra. –Le dice y lo toma de la mano para dirigirse a la sala.

Changmin tiene que detenerlo unos segundos para sacarse los zapatos y lo sigue sin demora. Se terminan por sentar en el sofá más grande de la sala.

-Tengo que decirte algo antes de que salgamos.

Jaejoong había cambiado de expresión por una seria y algo preocupada y Changmin se alarma en seguida. ¿Se había arrepentido?

-Creo que no deberíamos estar en un lugar público, ya sabes, alguien nos puede ver…
Changmin suspira de alivio, era eso. –No te preocupes, iremos a un lugar donde nadie te podría reconocer.

-¿A dónde vamos?

-Es una sorpresa, pero te aseguro que no nos encontraremos a alguien de la empresa.

Jaejoong vuelve a sonreír y asiente con su cabeza. –Entonces vamos, ya estoy listo.

-Vamos. –Repite Changmin igual de emocionado.

Cuando salen del departamento, Jaejoong se da cuenta que Changmin vino sin auto.

-¿Cómo nos vamos a movilizar? –Le pregunta asombrado.

-Con los pies. –Le contesta Changmin sonriendo.

-¿Vamos a caminar?

-Sí y no.

-Chang…

-Deja de preguntar y sólo sígueme.

Jaejoong sólo puede reír. Cada segundo que pasaba se sentía más feliz que el anterior y ya no se podía imaginar cómo estaría al final del día.

Todo parecía como estar viviendo una aventura. Incluyendo el estar junto a Changmin. Lo único que sabía, de todo lo que le estaba pasando, es que no quería que terminara nunca.

Cuando llegan a la parada de autobuses -después de caminar bastante- Jaejoong tiene que preguntar. –¿Tomaremos un autobús?

-Sí, a esta hora y por ser sábado no se encuentran llenos los buses, por lo que no tendremos problema –Al ver el rostro de sorpresa del otro, Changmin le pregunta. –No me digas que nunca te habías subido a uno.

-¿Es eso muy extraño?

-No, claro que no. –Le dice Changmin riendo. –Bueno, un poco… -Pero al ver la expresión de Jaejoong intenta subirle al ánimo. –Se entiende porque naciste en un ambiente distinto, pero…

-¿Sabes? –Lo interrumpe Jaejoong. –Siempre quise tomar uno e ir a los lugares que sólo veía por televisión. Nunca pude ir al cine o a comer en los puestos de la calle, al menos no aquí, pero cuando estuve solo, estudiando en Japón, lo primero que hice fue arrancarme para hacerlo, pero lo pude hacer una sola vez, ya que mi padre tenía gente siguiéndome y dándole reportes de lo que hacía a cada segundo, así que cuando se enteró, me hizo una visita y me dio el sermón de mi vida, así que como verás, nunca pude disfrutar de ciertas cosas, tan simples… pero tan divertidas.

Changmin se imaginaba que los niños ricos tenían vidas diferentes, pero no se imaginaba que el padre de Jaejoong le haya impedido incluso divertirse y sin poder evitarlo sintió nuevamente otra barrera que le decía lo diferentes que eran y que lo hacía también cada vez más inalcanzable, pero sacudió su cabeza para borrar esos pensamientos tan deprimentes, era un momento feliz y especial y él lo iba a aprovechar hasta el final.

-Entonces, te gustara mucho a dónde vamos.

-¿No me vas a decir todavía?

-Nop, tendrás que esperar.

Jaejoong iba a reclamar pero justo en este instante llega el bus a tomar pasajeros, que al menos en esa parada, eran sólo ellos.

Se apresuran en subir y tomar asiento. Changmin no podía dejar de sonreír. Jaejoong parecía un niño, mirando para todos lados. Había sido una genial idea invitarlo a salir a un lugar diferente. Ya había pensado que no sería oportuno ir a los lugares que Jaejoong o él mismo -en pocas ocasiones eso sí- habituaban visitar, por lo que se le ocurrió invitarlo a los lugares más populares -y económicos- de la cuidad, de esa forma estarían más libres y podrían disfrutar de su cita sin problemas.

Mientras dura el viaje, Changmin le pregunta que lugares visitó cuando logró escaparse en Japón. Jaejoong con un brillo en los ojos le cuenta con detalle los lugares a los que fue y como finalmente logró ir al cine.

Luego de una viaje de media hora aproximadamente, que pasa de forma veloz para los dos hombres, que estaban tan concentrados el uno en el otro que por poco se pasan de parada. Riendo, Changmin lo guía hasta un pequeño restaurant, muy hogareño y privado. Los dueños eran chinos y servían la comida típica de su país. Como ayer Jaejoong le había dicho que le gustaba mucho la comida picante, se acordó de la deliciosa sopa picante que servían en ese lugar.

Se acomodaron en una de las mesas ubicadas en una de las esquinas del lugar, sentados muy juntos y ordenaron las especialidades del lugar.

Jaejoong continua contándole de su viaje y de los otros lugares que conoció, eso sí, evitó contarle los lugares que visitó cuando estuvo casado.

Mientras conversaban y comían no pudieron evitar comenzar a tocarse levemente.

Roces de sus manos y de sus piernas, las miradas y el calor del otro se podía palpar en el aire. Lo otro que se podía palpar, era la tensión que iba aumentando con cada breve contacto. Ambos se apresuraron en comer e irse del lugar. Los dos querían ir a la casa de cualquiera para estar solos por fin, pero a la vez no querían que terminara la cita, ya que Changmin le prometió llevarlo a otro lugar divertido.

Caminaban uno al lado del otro, con sus manos rozándose. –Ya llegamos. –Dice Changmin.
A Jaejoong se le vuelve a iluminar el rostro. –Un karaoke.

-Sí. –Le dice Changmin sonriendo.

-Vamos. –Le dice Jaejoong de la misma forma, tomándolo de la mano y arrastrándolo al interior del local.

El dueño del lugar les dijo que abrían más tarde y Changmin al ver el rostro de decepción de Jaejoong, se le ocurre hacer algo. Saca más billetes y se los muestra al dueño.

-Aquí hay para unas tres horas y nosotros con suerte nos quedaremos una, ¿qué le parece?
Jaejoong con sorpresa y la boca abierta se queda mirando a Changmin y al dueño intermitentemente. El hombre mayor sólo asiente y le indica con su mano cual es la habitación que pueden usar.

Cuando entran, ambos dejan salir la respiración.

-Eso fue peligroso. –Le dice Jaejoong pero de todas formas riendo.

-Siempre había querido hacer algo así. -Le confiesa Changmin.

-Estás loco. –Le dice Jaejoong y empieza a recorrer el lugar.

-¿Te gusta? –Le pregunta Changmin, tomando asiento en el sofá del lugar.

-Es algo pequeño, pero me gusta, ¿cómo coloco una canción? –Le pregunta tomando el micrófono y viendo la pantalla del aparato de karaoke.

Changmin se pone de pie para enseñarle. –Sólo escoges… aquí y ya puedes ver la lista de canciones.

-Wow, son muchas.

-¿Cuál te gusta?

-Todas. –Dice Jaejoong riendo. -¿Y a ti?

-Yo no canto.

-Claro que sí, todos cantamos, sólo que unos lo hacen mejor que otros.

-Tienes razón, entonces es mejor decir que canto horrible.

-No te creo. –Insiste Jaejoong. –Toma. –Le dice entregándole otro micrófono.

Changmin lo acepta, pero le vuelve a advertir. –Ya te dije lo malo que era, así que si tus oídos se lastiman yo no asumiré las consecuencias.

Esto sólo causa que Jaejoong ría más fuerte. –Está bien, no te culparé si tengo daños irreparables.
Changmin sonríe y lo hace aún más cuando escucha la melodía que proviene de la máquina. Jaejoong había escogido una canción que hablaba acerca de lo inevitable de enamorarse.

-¿Te gusta? -Le pregunta éste.

-Sí. -Le contesta Changmin mirándolo a los ojos para perderse en ellos.

Comienza a cantar Jaejoong, la primera parte;

Wise men say
Only fools rush in
But I can't help falling in love with you

La segunda, la continúa Changmin;

Shall I stay?
Would it be a sin
If I can't help falling in love with you?

En la tercera vuelve a cantar Jaejoong;

Like a river flows
Surely to the sea
Darling, so it goes
Some things are meant to be

La que sigue le corresponde otra vez a Changmin;

Take my hand,
Take my whole life, too
For I can't help falling in love with you

Pero no pueden terminar la canción, ya que el ambiente se hizo a cada segundo, imposible de ignorar. Sus voces y la música, sumado a sus miradas y la energía que fluía entre ellos. Fue inevitable que dejaran de lado los micrófonos y se fundieran en un poderoso abrazo, uno interminable, al igual que su deseo mutuo. Sus bocas y manos se buscaron de inmediato. Las primeras no demoraron en probar la delicia de la otra con sus lenguas casi enredadas y las segundas, necesitaban el calor de la piel ajena, moviéndose interminablemente por sobre la ropa.

-No deberíamos hacer esto aquí… -Le dice Jaejoong cuando logra separarse por un segundo, ya que Changmin vuelve a capturar sus labios.

-¿Por qué no? –Le pregunta Changmin cuando se separa por aire.

Ahora es Jaejoong quien vuelve a capturar los labios del otro y se vuelven a olvidar de lo que hablaban. Cuando vuelven a separase Jaejoong intenta decir algo.

-He visto… que en estos lugares… tienen cámaras… -Su voz salía entrecortada y ahogada, pero era normal, ya que su aliento era robado con cada beso que compartían.

-Puede ser… -Dice Changmin volviendo a besarlo y esta vez moviendo sus manos para acariciar la piel, por debajo de la camiseta de Jaejoong.

Cuando sienten un golpe en la puerta ambos saltan y se separan rápidamente. –Te lo dije, nos vienen a sacar del lugar. –Le dice Jaejoong alarmado.

Changmin algo más tranquilo le hace una seña para que se siente y él va a abrir la puerta. Jaejoong se cubre la cara con las manos por la vergüenza.

Cuando Changmin regresa es con una sonrisa. –El dueño nos vino a decir que no pongamos música todavía, porque pueden darse cuenta la gente de los locales adjuntos.

-Pero si venimos a un karaoke para cantar, que espera… -Jaejoong se da cuenta de lo que quiere decir. –Oh por Dios, ese hombre cree que vinimos a…

Changmin se ríe. –Bueno, es común que las parejas vengan para otra cosa… –Le dice Changmin acercándose en el sofá para besarlo una vez más.

-Todavía creo que nos puede estar viendo… -Dice Jaejoong sin separarse del todo. -¿Qué casa queda más cerca, la tuya o la mía? –Le pregunta.

-La mía. –Contesta Changmin.

-Vamos… -Le dice Jaejoong poniéndose de pie y tomando su chaqueta. Changmin lo sigue y se dirigen hacia la salía del local.

-¿Autobús? –Le pregunta Jaejoong.

Changmin niega con la cabeza. –Taxi… -Ya no le quedaba mucha fuerza para mantenerse alejado de Jaejoong, necesitaba tocarlo lo antes posible.

Cuando se suben intentan alivianar un poco el ambiente, conversando esta vez del trabajo y la empresa. No querían asustar al conductor, por lo que con toda la fuerza de voluntad soportaron el viaje sin tocarse.

Cuando se bajan del taxi, Changmin lo abraza y lo besa nuevamente.

-Ya estamos llegando… -Le dice entre besos Jaejoong.

Changmin asiente y prácticamente corriendo y tomados de la mano llegan a la puerta del departamento de Changmin, ambos agradecen en silencio que esté ubicado en el primer piso. Cuando llegan a la puerta, se vuelven a abrazar insistentemente, Changmin coloca a Jaejoong contra la puerta y le roba el aliento en un profundo beso, mientras con sus manos logran por fin acariciarlo por debajo de la camiseta. Mientras Jaejoong logra desabrochar un par de botones de la camisa del otro.

-Chang… el código…

-Sí… -Dice este apenas separándose y presionando los números.

-Jae… -Le dice Changmin quedándose quieto por un momento, antes de abrir la puerta. –La próxima vez… que se me ocurra… una estúpida idea como la de ayer… de esperar y no sé qué otra estupidez más… sólo…

Jaejoong lo silencia con otro beso. –Ya sé… lo que tengo que hacer… la próxima vez… -Le dice Jaejoong sonriendo.


Changmin ya no puede hablar y lo toma por la cintura para hacerlo entrar y cerrar la puerta con fuerza con uno de sus pies. 


 
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