Capítulo 2: Realidad.
El ambiente se sintió extraño de inmediato. Changmin y
Jaejoong se quedaron mirando con la misma expresión por varios segundos, hasta
que una voz los regresó a la realidad.
-Ellos son Kim Junsu y Shim Changmin, ambos son los encargados
del departamento de marketing. -Los presentó el jefe. Jaejoong enseguida les
tendió la mano. Junsu no estaba tan impactado como su amigo, pero aun así se demoró
en reaccionar. Pero aunque tarde, fue suficiente para recibir el saludo y darle
la bienvenida. Mientras Changmin, como un robot toma la mano del nuevo gerente,
le da un apretón y lo suelta rápidamente. No supo si fue por el escalofrío que
sintió o porque no quería que el otro sintiera su mano sudada. Lo hizo sin decir
ni una sola palabra.
Si su jefe encontró extraño el comportamiento de sus
empleados, no lo dijo y colocando la mano en la espalda de Jaejoong, lo guió a
la salida. Mientras les recordaba a los dos hombres en la oficina, que fueran a
la reunión de bienvenida a la que tenían que asistir todos los empleados de la
empresa.
Changmin veía como el otro hombre se iba sin siquiera
mirarlo, como si nada hubiera pasado, como si no hubieran estado hace unas
horas comiéndose a besos por todo su departamento, como si Changmin no lo
hubiese hecho gritar de placer más veces de las que pudiera recordar. Se sentía
traicionado y utilizado, con un enojo que iba creciendo a medida que pasaban
los segundos, sólo pudo apretar fuertemente sus puños.
Junsu que ahora volvía a ver a su amigo. En lugar de la
palidez inicial, ahora su rostro se veía enrojecido y estaba seguro que era por
enojo.
-Changmin, no vayas a hacer una locura. –Le advirtió. Su
amigo no solía ser impulsivo, pero cuando se enojaba podía serlo bastante.
-¿Qué podría hacer, Junsu?, él es mi jefe, hijo del dueño,
esposo de mi jefe directo, ¿qué podría hacer? –Le contestó con una amargura que
su amigo nunca le había escuchado. –Sólo pensé que había sido… especial. –Le
dijo finalmente sentándose en el asiento de su escritorio con evidente pesar.
Junsu no sabía qué decir o hacer, verlo así lo descolocaba y antes de que
pudiera pensar en algo, su amigo lo asusta ya que se levanta de repente y sale rápido
de la oficina.
*
Jaejoong no lo podía creer. Quería hablar con Changmin, pero
aún le faltaban un par de oficinas por visitar y luego tendrían esa reunión con
todos los empleados. Estaba seguro que el otro estaba pensando lo peor de él,
se notaba enojado. Seguramente los rumores ya estaban por toda la empresa y ya
había sacado sus propias conclusiones, por eso tenía que explicarle cuanto
antes.
-Sabes, ha sido una mañana muy larga y tengo que ir al baño.
–Le dice a su acompañante.
-Claro, yo te acompaño.
-No, no te preocupes, si es junto a mi oficina no me voy a
perder. –Se apresuró a contestar con una sonrisa y no parecer tan sospechoso.
Prácticamente corriendo se dirige a la oficina de marketing.
Pero cuando llega no hay rastros de Changmin y al abrir ve a su compañero
mirándolo como asustado.
-Hola de nuevo… Junsu, ¿cierto?
-Sí, jefe, quiero decir… Señor Kim. –Le contestó muy
nervioso Junsu.
-Tu compañero… ¿sabes dónde está? –Jaejoong sabía que se
estaba arriesgando a más chismes, pero no le importaba, tenía que hablar con
Changmin lo antes posible.
-No, pero puede que esté en el baño porque salió recién. –Le
contestó Junsu, pensando que su amigo probablemente lo esté buscando también,
pero no puede decirle, porque el nuevo jefe se iba a enterar que él sabía todo.
-Gracias, me puedes decir ¿dónde queda? –Le pregunta con una
sonrisa incómoda.
-Sí, tiene que doblar en este pasillo a la derecha y luego
camina hasta el fondo y ahí están.
-Muchas gracias. –Le dice para ir rápidamente en esa
dirección.
Junsu no puede creer su mala suerte. Por un segundo pensó
que tenía la noticia del año o quizás de la década, pero no puede decir ni una
sola palabra, pero rápidamente vuelve a pensar en su amigo, quien se veía muy
alterado y siente algo de culpa, no puede estar pensando en esas tonterías
ahora.
*
Cuando Jaejoong llega a su destino, ve saliendo a un
empleado y lo saluda, el otro algo sorprendido se inclina en forma de saludo y
sale corriendo. Jaejoong sólo sonríe, no debe ser común ver a los jefes por estos
lados, pero si le preguntan, siempre puede decir que es su primer día y quería
conocer todo el lugar o que se perdió.
Al entrar y ver a Changmin, suspira de alivio.
-Al fin te encontré. –Le dice con una sonrisa, después de
comprobar que no había alguien más en al baño. Ahora confirma que el otro está
realmente enojado, ya que lo queda mirando de la misma forma que antes, así que
su sonrisa desaparece en seguida.
-Ya sé lo que debes haber escuchado, pero déjame explicarte.
–Se apresuró a decir.
-¿Por qué no me lo dijiste ayer? –Pero después de preguntar,
Changmin se ríe de su propia estupidez. –Claro, no me contestes, fue una
pregunta idiota.
-No entien…
-No, ¿sabe jefe?, no tiene que darme ninguna explicación,
sólo soy un empleado más. –Lo interrumpió Changmin, dirigiéndose a la salida.
-Changmin… escúchame por favor. –Le imploró el otro.
Changmin al ver su rostro no pudo negarse. De verdad Jaejoong
quería darle una explicación y si no quería arrepentirse después, era mejor
escucharlo.
-Está bien, dime, ¿estás casado?
-Sí, lo estoy, pero déjame terminar… -Dijo rápidamente al
ver la expresión en el otro. –Estoy casado pero llevó separado casi un año, no
vivo con él y ya inicie los papeles de divorcio, sólo nos queda arreglar
algunos detalles, pero pronto me divorciaré.
-¿Qué detalles? –Le pregunta el otro algo dudoso.
Jaejoong sabía que tenía que ser honesto porque el otro
hombre de verdad le gustaba, como hace tiempo no le gustaba alguien y a pesar
de lo poco que lo conocía, sabía que era una persona correcta y llena de
principios, que se merecía su total sinceridad.
-Él no quiere hacerlo… cree que todavía podemos estar juntos
y regresar. –Le dijo mirando al suelo.
Changmin pasándose las manos por la cara, con un suspiro le
pregunta. -¿Por qué no me lo dijiste ayer?
-Porque no se dio la oportunidad. Ayer conversamos de muchas
cosas, es cierto, pero no surgió el tema y después… lo que menos hicimos fue
conversar. –Le dijo con una sonrisa, intentando aliviar el ambiente aunque sea
un poco. También le dieron unas enormes ganas de besarlo y abrazarlo cuando vió
lo sonrojado que se estaba colocando, pero se contuvo, ya que aún parecía
enojado.
-Tienes razón, pero yo… -Changmin tenía que pensar muy bien
lo que iba a decir, todo era muy complicado. No sólo era el tema de su
matrimonio, sino también que el esposo era su jefe, a quien respetaba y
apreciaba mucho, sin contar con que Jaejoong además de ser el gerente, era también
el hijo de uno de los dueños y él no se podía arriesgar a perder ese trabajo
que con tanto esfuerzo logró conseguir.
-Creo que te lo conté ayer, el cómo me costó conseguir este
empleo y me gusta tanto que no te lo imaginas… además el jefe ha sido tan bueno
conmigo, yo no podría… -¿Qué iba a decir?, no tenía nada claro. –Además eres
prácticamente el dueño de este lugar, no quiero problemas… -Pero no fue necesario
que continuara porque fue interrumpido.
-Claro… soy un problema. –Jaejoong no se imaginó que esas palabras
le dolieran tanto. Se había imaginado que quizás el otro no quisiera continuar
lo que habían empezado, pero ese dolor repentino que sintió en su pecho fue
inesperado.
-No quise decir…
-No te preocupes, tienes razón en preferir tu trabajo,
¿Quién soy yo?... nos conocimos hace unas horas, es mejor que me vaya. –Le dice
Jaejoong, para irse en seguida, no quiere que el otro noté su estado que ni el
mismo se explica. Lo hace tan rápido que casi choca con un empleado que estaba
entrando, pidiendo disculpas, huye del lugar. Changmin quiere seguirlo y está a
punto de hacerlo pero sus pensamientos lo detienen, ¿qué le va a decir?, si ya
fue bastante claro.
-¿Ese no era el nuevo jefe? –Le pregunta el empleado que
entró recién.
-Sí lo es, creo que se perdió. –Le contestó, para irse del
lugar también.
Se sentía como basura, recordó la mañana, cuando creyó que
no vería más al hombre y quiso golpear la pared con su puño otra vez. Como un
zombie se dirigió a su oficina, dónde lo estaba esperando su amigo y colega.
-Te vino a buscar el nuevo jefe, ¿lo viste? –Pero al ver la
expresión de su amigo supo de inmediato la respuesta. -¿Qué pasó?, ¿qué te
dijo?, ¿te despidió?, porque con esa cara parece que hubieras perdido tú
trabajo.
-No digas tonterías. –Le contesta el otro. –Es sólo que… -Changmin
no termina de contestarle porque se desploma en su asiento y cubre su cara con
sus manos para pasarlas rápidamente como si quisiera despertar.
-¿Qué pasó? –Le pregunta nuevamente su amigo, ahora más
preocupado. -¿Es casado?
-Sí, lo es… pero me dijo que estaban separados a punto de
divorciarse, con el pequeño detalle que nuestro jefe no quiere hacerlo.
-Oh, entonces… el jefecito es tú rival. –Le dijo su amigo,
sin pensar.
-Claro que no Junsu, yo jamás podría hacerle eso al jefe,
sabes que es una muy buena persona. –Junsu lo sabía, su jefe los había ayudado
mucho a los dos.
Dándole unas palmadas en la espalda, lo anima a que le siga
contando. –Entonces, ¿en que quedaron?
-Quedamos en nada, le dije que me costó mucho conseguir el
empleo, que aprecio al jefe y que no quería problemas.
-¿Y qué te dijo?
-Me dijo que me entendía y se fue.
-¿Eso es todo? –Le preguntó Junsu asombrado. Changmin sólo
asintió.
-Pero, ¿eso es lo que quieres? –Le preguntó Junsu sabiendo
la respuesta.
-No, pero es lo que debo hacer. –Le contestó Changmin, con
un suspiro.
-Y, ¿qué es lo que él quiere, te lo dijo?
-No lo sé, pero creo que se ofendió con lo que le dije, pero
ya no importa, sólo espero verlo poco y estaremos bien. –Le dijo mientras
fingía una sonrisa.
-Pues tienes que verlo ahora, recuerda la reunión.
-Junsu, hazme un favor, anda tú y si te preguntan por mí,
diles que estoy en el baño o cualquier tontería. No creo que noten si no voy,
somos muchos como para que se den cuenta, hazme ese favor.
-Claro, ¿no quieres que te traiga algo de comer?
-No gracias, estoy bien. –Le contesta de nuevo fingiendo una
sonrisa.
Junsu no muy seguro, le hace caso y se va a la reunión bastante
preocupado. Su amigo no luce nada bien, pero espera que pronto se le pase la
decepción, ya que era obvio que el nuevo jefe le había gustado demasiado, quizás
más de lo que se imaginaba. Sólo espera que pronto lo supere y que en realidad,
no lo que tenga que ver con tanta frecuencia.
*
Jaejoong no puede evitar mirar cada vez que se abre la
puerta de la sala en la que se encuentran, esperando ver al otro hombre, que al
parecer no quiere verlo ni siquiera en eventos como este.
Se dice a sí mismo que es lo mejor, mientras menos lo vea
más fácil lo olvidará. Se siente humillado y hasta patético, cómo si lo
hubieran golpeado. Cree que es sólo su orgullo y lo superará pronto, después de
todo ¿cuantas veces lo han rechazado en la vida? Haciendo memoria sólo recuerda
una, cuando una chica de su colegio le dijo que no quería salir con él. En esa
época aún salía con mujeres, recuerda con una sonrisa que se borra cuando ve al
colega de Changmin entrar solo y se quiere golpear contra la mesa en esos
momentos por la decepción que lo invade.
Debe olvidar al hombre y concentrarse en su nuevo trabajo,
el cual es una tremenda responsabilidad, que va a requerir de toda su
concentración. Ahora mismo un par de ejecutivos le hablaban y decidió
prestarles atención.
*
Cuando termina la reunión, no se da cuenta que quedan solos
con Hyuk - su ex - en la sala y ve a los empleados encargados de la limpieza
entrar, así que el otro lo guía a la salida
-Qué te parece si te invito a almorzar. –Le pregunta éste
con una sonrisa.
Jaejoong recuerda la cita que tenía planeada con Changmin.
No puede evitar pensar que si nada de esto hubiera ocurrido, él se estaría
dirigiendo al lugar acordado, dónde se conocerían más. Le contaría que era un
hombre separado y el otro lo hubiera entendido, estaba seguro. Compartirían más
momentos personales y lo invitaría en la tarde a cenar a su departamento, le
cocinaría y terminarían en su cama, uno en brazos del otro hasta el amanecer.
Muy abrumado por su imaginación y queriendo hacer cualquier
cosa para distraerse, aunque no tuviera hambre, traga fuerte para deshacer un
extraño nudo en la garganta que había aparecido y le contesta.
-Está bien.
*
Tres días habían pasado desde la llegada del nuevo gerente,
quien ya había preparado un plan de mejora, que quería presentar a los
encargados de los distintos departamentos.
Todos estaban muy contentos, no sólo por la eficiencia que
demostraba, sino también por su buen trato con los empleados. Estaban muy
curiosos por saber las nuevas propuestas y ya tenían una gran disposición para
implementarlas.
Changmin había tenido la “suerte” de no haberlo visto
durante ese tiempo, ya que no sabía cómo iba a reaccionar si lo veía aunque sea
de lejos. Había deseado que las cosas siguieran igual, pero no podía excusarse
de la reunión, porque era muy importante para los directores de los
departamentos y tenía que ser más importante para el propio Jaejoong, quien
tenía que haberse esforzado mucho para tener un proyecto preparado en escasos
días. A pesar del poco tiempo que tuvo para conocerlo, se pudo dar cuenta que
le gustaba su trabajo tanto como a él le gustaba el suyo.
Cuando tuvieron la oportunidad, en esa noche inolvidable,
ambos hablaron de sus trabajos como algo que habían soñado hacer desde que eran
niños. Jaejoong le había contado que iba a trabajar en una empresa de su padre,
pero que él no quería entrar como el hijito de papá, ya que siempre le había
parecido muy injusto ese trato que existe en las empresas, ya que gente más
capacitada podía hacerlo mejor en muchos casos, así que él se esforzó en
estudiar y prepararse, ya que desde niño le gustó el trabajo de su padre.
Junsu lo distrae de sus recuerdos, diciéndole que tienen que
ir ya a la reunión, así que con resignación se dirige junto a Junsu a la sala
de conferencias. Cuando llegan ya están casi todos en sus lugares, por lo que
se apresuran en ocupar sus asientos. Changmin queda ubicado en la orilla de la
mesa, dónde tendría una vista privilegiada del expositor, piensa con un suspiro.
Era ridículo, pero lo había extrañado y mucho, por eso
quería verlo cuanto antes. Precisamente en ese momento sus pensamientos son
interrumpidos por la llegada del hombre, acompañado de su jefe, que desde que Jaejoong
llegó a la empresa parecen inseparables, piensa con molestia o al menos eso es
lo que se rumorea. Nunca antes había prestado atención a los chismes del lugar,
pero ahora no podía evitar querer saber cada cosa que se estuviera hablando del
nuevo gerente, estaba pendiente hasta del más mínimo detalle. Sabía que no era
lo mejor, si quería cumplir su misión de olvidarlo, pero las ganas de saber
eran más fuertes que él.
Pero su molestia pasa a segundo lugar cuando observa de
cerca a Jaejoong. Se ve tan increíble como siempre. Con una sonrisa cordial
dirigida a todos, se presenta e inicia su presentación. Con decepción se da
cuenta que no le dirige ni siquiera una mirada. Sabe que se lo merece, fue su
decisión después de todo, porque el otro hombre quería salir con él, de eso
estaba seguro.
-Los saludo y les agradezco su asistencia, quizás algunos
pensarán que es muy temprano para realizar una presentación de este tipo, pero
les digo que todo fue muy bien pensado, analizado y planificado con bastante
anticipación. Ya antes de ingresar oficialmente a mi puesto, me puse al tanto
de la situación actual de la empresa y este es el resultado. Deseo
presentárselos en este momento para trabajar en ello lo antes posible, de esa
forma les pediré su colaboración y sus reparos o dudas en cada punto que presentaré
hoy, ya que todo lo que será mostrado aquí, será posible sólo gracias a
ustedes. –Termina la introducción con una sonrisa.
A Changmin esta le parece deslumbrante. El hombre no sólo es
encantador y carismático, sino que también posee un aura de calma y
tranquilidad. Él es de esos líderes que seguirías, pero no porque te leven el
cerebro o te atemoricen, sino porque logran convencerte con su seguridad y
confianza.
Con dificultad se ve obligado a poner atención a lo que está
diciendo y no a la forma como se mueven sus labios o a sus ojos hermosos como
muestran su gentileza o la forma en que sus manos se mueven mientras quiere
explicar algo o la melodía de su voz, que es tan diferente cuando está
excitada, cuando gime… Changmin tiene que sacudir su cabeza, no debe recordar
eso ahora.
Junsu al verlo le pregunta en voz baja si está bien y éste
sólo asiente con la cabeza, volviendo a intentar prestar atención.
Pero de repente sucede algo que deja a todos los asistentes
con la boca abierta. Su jefe se acerca repentinamente a Jaejoong y le pregunta.
-¿Qué es eso? –Señalando una marca en su cuello. Que no parece
muy grande, pero cuando inclinaba su cabeza para el lado contrario se podía
apreciar. Jaejoong queda en silencio, por la pregunta, por lo repentino de esta
y sobre todo por el lugar en el que estaban. Como Hyuk no recibe respuesta, sin
cuidado y de un tirón le abre la parte de arriba de la camisa, rompiendo un par
de botones en el proceso.
Él único en reaccionar ante tal escena fue Changmin, quien
se levanta de inmediato y toma del brazo a su jefe. Éste no le presta ni la más
mínima atención y toma por su parte el brazo de Jaejoong para intentar sacarlo de
la reunión. Todo esto fue demasiado para Jaejoong que de un solo tirón recupera
su brazo.
-Sal de inmediato de la sala, no interrumpas mi reunión y
después conversaremos seriamente, sal ahora. –Le dijo con una voz tan
autoritaria que no aceptaba un no o un reclamo como respuesta. Changmin como
todos, vio una faceta que no conocían del nuevo gerente. Esperó que Hyuk
saliera, quien se veía muy avergonzado pero por sobre todo furioso, para seguir
con su presentación, no sin antes disculparse por la interrupción y continuar
como si nada hubiera pasado.
-Changmin, puedes ayudarme por favor. –Le dijo para que
cumpliera la función del otro que se fue, de pasar las diapositivas desde la
laptop, mientras se arreglaba su camisa y la corbata. Changmin muy nervioso
contesta.
-S-sí. –Y cumple con lo que le pidieron.
La reunión finaliza sin mayores inconvenientes, todos
satisfechos por el plan de trabajo e impresionados por la capacidad que ha
demostrado el nuevo jefe en tan corto tiempo. Pero claro, todo pasará a segundo
lugar una vez salgan de la sala de conferencias, ya que de lo único que
hablaran será del espectáculo que dieron los jefes en frente de todos.
Jaejoong los despide, mientras lo felicitan, Changmin quiere
hacerlo también pero no se atreve. Teme que si lo toca, aunque sólo sea un
apretón de manos no va a querer soltarlo, así que se va entre el resto de la
gente, mirando el suelo, para dirigirse rápidamente al refugio que representa
su oficina.
Junsu llega unos minutos después. -¿Por qué desapareciste
tan rápido? –Le pregunta, aunque sabía la respuesta.
-Ya sabes porque. –Le contesta el otro, con un suspiro.
-Lo siento, tienes razón, pero ¿no crees que el señor Kim es
impresionante?, la forma en que continuó con su presentación después del show
que hizo nuestro jefe, fue genial… y tú también lo fuiste, cómo intentaste
ayudarlo cuando todo el resto de nosotros se paralizó.
Changmin con una sonrisa triste, sólo puede decir. –Él es
maravilloso.
-El jefe me impresionó también, parecía como loco, nunca lo
había visto así, debe de querer mucho al señor Kim. –Cuando se dio cuenta de lo
que dijo, Junsu quiso cortarse la lengua, pero al no ver reacción en el otro,
pensó que quizás no lo había escuchado y quiso preguntar otra cosa.
-Changmin, tú le hiciste esas marcas, ¿cierto? –Le preguntó
no pudiendo evitar su lado curioso.
Pero el otro no le contesta y se pone de pie, porque siente
una urgencia de ver a Jaejoong y preguntarle como está, ya que lo de recién no
fue una escena nada agradable, así que sale muy rápido con dirección a la
oficina del gerente.
*
Cuando finalmente llega, le pregunta a la secretaria de
Jaejoong si está ocupado, pero ella con una sonrisa le dice que no y lo deja
pasar cuando éste se lo pide. Changmin es el sueño de muchas empleadas del
lugar, así que lo tratan con mucha amabilidad, cuando tienen la oportunidad.
Cuando está frente a la puerta, tiene un segundo de duda. Ni
siquiera sabe lo que le va a decir, pero sus deseos de verlo y saber cómo
estaba eran más fuertes. Toca antes de abrir la puerta y entrar.
Jaejoong estaba sentado al frente de su escritorio leyendo
unos papeles. Cuando levanta la mirada, tiene que pestañear varias veces para
asegurarse que estaba viendo bien y no alucinando.
-¿Qué haces aquí? –Le pregunta serio.
Sabe que está siendo un poco rudo, pero el otro no sabía
cuánto le afectaba tener que verlo. En la reunión tuvo que evitar mirarlo,
porque los recuerdos de esa noche estaban tan vivos como si hubieran ocurrido
ayer. No ayudaba tampoco que a medida que pasaban los días recordaba más y con
más detalles, ya que por culpa del alcohol había sufrido pequeñas lagunas. Pero
ahora todo parecía más real y mucho menos ayudaba que Changmin ahora haya
comenzado a aparecer en sus sueños.
-Lo siento por interrumpirlo, pero quería saber si estaba
bien. –Le dijo Changmin muy rápido. Se había quedado junto a la puerta de pie,
muy nervioso. Jaejoong aún desprendía esa aura de autoridad y sin querer lo
había comenzado a tratar de usted.
-Estoy bien, gracias por preguntar y también por ayudarme.
–Le contestó ahora un poco más tranquilo, pero sin perder la seriedad.
-No hice nada, se manejó muy bien después, todos quedaron
impresionados, puso en su lugar al jefe. –Le dijo con una sonrisa que borró de
inmediato porque el otro seguía con el mismo rostro inexpresivo. –Además me
siento culpable, porque fui yo él que hizo… ya sabe… -No supo porque dijo eso,
pero se arrepintió de inmediato, sobre todo por la respuesta que recibió.
-No te preocupes, no fuiste tú. –Le dijo, esta vez volviendo
a mirar sus papeles.
-¿Qué-qué dijiste? –Le preguntó Changmin, olvidándose de
tratarlo de usted y comenzando a ver rojo.
Jaejoong no queriendo que se le notara el nerviosismo que se
apoderó de él, sigue con la vista fija en los papeles. –Lo que escuchaste,
estas marcas no las hiciste tú.
-¿Estuviste con…con alguien más? –Le preguntó apenas controlando
su voz.
Armándose de valor, Jaejoong levanta la vista una vez más. Lo
que ve, lo deja mudo por unos segundos. Changmin estaba claramente furioso y
tenía los puños apretados. Tiene que tragar fuertemente para continuar.
-Porque te sorprende, tú sabes muy bien… es algo que hago
cuando estoy aburrido.
-Pero tú dijiste…
-¿Qué dije?... tú eras el que repetía una y otra vez que
jamás te acostabas con personas que apenas conocías. –Lo interrumpe Jaejoong,
quien de nuevo desvió su vista hacia los papeles. No sabía porque continuaba
mintiendo, si ya lo había hecho enojar suficiente, pero ahora no se podía
detener.
-Es mentira. –Le dice finalmente Changmin, ya que no lo
puede creer.
Jaejoong no quiere continuar más con la conversación. Eleva
la mirada y ve que el otro se está acercando rápidamente a él. Con un poco de
miedo se levanta de su asiento con la misma rapidez.
Cuando llega a su lado, Changmin sin querer ser tan brusco
como el idiota de su jefe, pero sin poder evitarlo, le abre la parte superior
de la camisa también. No fue tan difícil ya que estaba sin botones. Al observar
de cerca, muy pronto se calma y deja salir un suspiro de alivio. Son antiguas,
algunas estaban por desparecer. Con más lentitud la desabotona un poco más,
para ver las marcas que orgullosamente había dejado él.
-Son mías. –Le dice con una voz que de repente se había
puesto más ronca. –Son de hace unos días y yo dejé muchas en esta parte. -Con
delicadeza comienza a acariciar la zona dónde se encuentra inclinado el
corazón.
-¿Sabes por qué dejé muchas más en este lugar? –Le pregunta
sin esperar respuesta. –Porque quería escuchar tu corazón alterado por mí… cada
vez que te besaba, te acariciaba o te mordía… lo podía escuchar… tan acelerado,
me volvía loco pensar que yo lo ocasionaba… justo como está ahora.
La caricia se había ampliado y le estaba tocando todo el
pectoral, sintiendo esa piel tan suave y delicada, sólo mancillada por obra
suya. Deteniéndose para prestarle más atención al pezón. Podía notar también,
como subía y bajaba el pecho de Jaejoong, cada vez más rápido.
Como hipnotizado comenzó a subir su mirada como una caricia.
Lo siguiente que vio fue el cuello, tan hermoso como todo en el otro hombre y
que también mostraba unas marcas más pequeñas, su mirada siguió subiendo y se
detuvo en sus labios entreabiertos que lo invitaban a probarlos como hace unos
días. Esos labios deliciosos que pedían a gritos no ser besados, sino que ser
devorados por los suyos.
Se fue acercando lentamente dejando que su cuerpo actuara
por él, porque ya estaba cansado de pensar. Sólo dejó a sus instintos dominarlo
y no iba a detenerlos. No podía.
0 comentarios:
Publicar un comentario